PARTE VIII y IX
LOS EMPLAZAMIENTOS, LAS LEYENDAS Y LOS MILAGROS
Las Vírgenes Negras no fueron instaladas en cualesquiera lugares. Así lo atestiguan las leyendas milagrosas que nos cuentan que, cuando se pretendía desplazarlas del lugar donde habían sido "encontradas" o primitivamente veneradas, las imágenes, disgustadas, volvían durante la noche al lugar de donde se las había sacado.
Desgraciadamente, ya no es posible deducir todas las consecuencias de estas localizaciones. En efecto, sin duda no hemos conservado más que un pequeño numero de las que fueron veneradas en la Edad Medía. En aquella época, al parecer, merced a sus grandes conocimientos astronómicos y cartográficos, los constructores habían repartido todos los grandes edificios de la mitad norte de Francia de manera que reprodujeran exactamente sobre el mapa la constelación de la Virgen... Si se pudiera descubrir el número total de Vírgenes Negras que han existido, ¿iríamos a parar quizás a constelaciones asimismo extraordinarias? Una estatuilla de madera, una vez destruida, es olvidada rápidamente, cosa que no ocurre nunca con los grandes edificios religiosos...
¿Señalaban las Vírgenes Negras lugares privilegiados, para los iniciados y los alquimistas de los siglos XII y XIII? ¿Se producían quizás encuentros, y tal vez sesiones de trabajo, cerca de su santuario o incluso en su interior? ¿Eran tal vez un punto de reunión para todos aquellos que caminaban en su "busca del Grial", una señal indicadora de que allí estarían seguros de encontrar a otros " caballeros de la Tabla Redonda", hombres instruidos en estos problemas, con los que podrían, en un marco seguro, establecer contacto e intercambiar experiencias?
Por las mismas razones, a falta de suficientes documentos, nos resulta imposible afirmar nada con seguridad. Sin embargo, conviene subrayar los numerosos indicios de carácter esotérico que aparecen inscritos en la piedra de los edificios que albergaban las Vírgenes Negras, desde el momento en que, evidentemente, han sido conservados para nosotros casi intactos, lo cual no deja de ser raro. Conviene asimismo notar las advocaciones dadas a las capillas próximas, ciertos rituales ocultistas (examinaremos algunos de ellos en la segunda parte) y, sobre todo, en la inmediata vecindad, casi siempre la presencia de una abadía o un priorato benedictino, y, muy a menudo, de una casa cisterciense o una encomienda de los templarios, lo que pone de manifiesto es que la estatua parece estar rodeada de una cierta presencia y como de una especie de protección iniciadora. Los adeptos, no solo debían de haber creado la estatua y la habían establecido en su lugar, sino que, luego, habrían frecuentado el santuario y lo habrían convertido en un lugar cogido para sus reuniones y sus investigaciones. ¿Es posible?
Ciñámonos al terreno de los hechos controlables. De todos modos, en lo que concierne a las estatuillas cuyas huellas hemos conservado, su lugar de emplazamiento nos informa al menos de tres cosas, que, por lo demás, se complementan entre si. están ubicadas en sitios frecuentados ya por los celtas en el propio lugar de emplazamiento de un culto druídico; están casi todas en las rutas de las grandes peregrinaciones medievales, particularmente la de Santiago de Compostela, donde constituyen etapas escogidas, y por ultimo, en su origen todas fueron objeto de una peregrinación siempre famosa, aunque solo fuese desde un punto de vista local, y casi todos los lugares sagrados destacados de la Edad Medía, cuando menos en Francia, poseían una Virgen Negra en el lugar mas venerado del santuario, que suscitaba en todas partes un inmenso fervor popular... Sus lugares de emplazamiento nos explican quizá por si mismos el motivo.
Todas las grandes religiones han conocido peregrinaciones. Su argumento es siempre el mismo. Se trata de un viaje largo y difícil, con frecuencia sembrado de dificultades, realizado dentro de un espíritu de pobreza, siempre a pie a pesar de tratarse de grandes distancias, de modo que, poco a poco, el cuerpo del peregrino se purifica, en tanto que la mente, merced a esta larga marcha y el esfuerzo, se torna mejor, mas disponible para "revestir el hombre nuevo". Al final, el peregrino llega al lugar tan ansiado donde tendrá lugar la ultima purificación. Incluso a veces, según se afirma, se producirán milagros visibles en su ser. En todo caso, el siempre se sentirá regenerado, profundamente feliz, y volverá a sus tareas y a su vida cotidiana con el alma fortificada. ¿Tiene esta práctica universal solo un valor simbólico relacionado con el refuerzo de una fe y de una disciplina religiosa? ¿No cabria pensar que las grandes peregrinaciones del pasado constituían una autentica cura de propiedades comprobadas, fuente de beneficios para los hombres que las practicaban con la adecuada disposición interior?
En los antiguos lugares de peregrinación destacados, e incluso también en algunos contemporáneos, independientemente del valor que se pueda atribuir a la estatua o reliquia que allí se encuentre, no es posible dejar de notar que en estos parajes se produce una acción curiosa sobre la mente y quizá sobre el cuerpo. Según la expresión de Barres, existen lugares "donde sopla el espíritu". Aun cuando uno no sea creyente, a menudo se experimenta en ellos, sobre todo tras una dura marcha y cierto esfuerzo, una extraña sensación de bienestar, un deseo de reflexión y meditación, la impresión de sentirse bueno, y, más aun, la voluntad de sentirse mejor. ¿Se trata solo del clima particular de ciertos lugares? ¿Se debe a una cierta naturaleza del aire? ¿Son estos efectos causados por la altitud, ya que a menudo las peregrinaciones tienen lugar en parajes elevados? ¿Se trata únicamente del hechizo ambiguo operado por la armoniosa disposición de algún determinado paisaje? Todo esto es muy difícil de definir, pero constituye una realidad que cada uno puede experimentar.
Muchos de los lugares que acogieron las peregrinaciones de la Edad Medía han sido desfigurados por los siglos, pero allí donde los paisajes no han variado, se capta este ambiente y esta acción bienhechora, obra de Dios o de la Naturaleza.
A propósito de Sión, en Lorena, Barres escribió La colina inspirada, en la cual, durante la época de los celtas, la diosa Rosmertha, una especie de Diana cazadora, hacia frente al dios Wotan. Este lugar destacado fue cristianizado por medio de una Virgen Negra que La Revolución destruyo. Pero en otros lugares donde fueron celebradas las Vírgenes Negras volvemos a encontrar esta sensación, bien sea el extraño esplendor de un paraje, como en el Puy, en el MontSaint-Michel o en Rocamadour, o la pureza del aire y la suavidad de la temperatura, particularidades climáticas que se manifiestan en este ultimo lugar, o en Prats de Molio, sin olvidar todas aquellas "hijas de los volcanes" auvernienses que marcan uno de los puntos del Globo donde la vida interna de la tierra ha trastornado misteriosamente los paisajes.
Me gusta sobremanera la explicación que da Charpentier de esos fenómenos tal y como eran, al parecer, sumamente bien conocidos por los antiguos galos. Charpentier, no solo es el admirable intérprete de la catedral de Chartres, sino que, en el transcurso de sus viajes a Oriente, ha estudiado particularmente las interacciones que existen en la Naturaleza, especialmente los fenómenos producidos por ciertos megalitos sobre el comportamiento de los animales y las plantas. Los galos, y en especial los druidas, conocían mejor que nosotros la vida secreta, las fuerzas ocultas, en una palabra, la magia de la Naturaleza y lo mismo ocurre con muchas tribus llamadas "primitivas" de África y Australia.
Así como entre las tribus indias de America. En la actualidad, se reconoce que los "hechiceros", lejos de ser charlatanes, utilizaban maravillosamente las propiedades de ciertas plantas, de ciertas aguas y de ciertas exposiciones de los enfermos al sol o a la humedad... Por otra parte, nosotros mismos, pese a estar mucho menos informados que nuestros antepasados sobre estas materias, conocemos también algunas influencias de los elementos naturales entre si y de la Naturaleza sobre los hombres y las bestias.
Los druidas denominaban "wouivre" a una especie de espíritu de la tierra, que serpenteaba a través del suelo como una corriente telúrica. Tales "wouivre" nacen de los movimientos de las aguas subterráneas y de las fallas de terrenos que han puesto en contacto suelos de naturalezas diferentes, o también surgen de lo mas profundo del magma terrestre. Serian la manifestación misma de la vida de la tierra y origen de fertilidad... Las regiones volcánicas donde se manifiestan por excelencia las acciones de esas corrientes son, por otra parte, regiones singularmente fecundas; y este es el motivo por el que sus habitantes, pese a los peligros que les acechan, se niegan a abandonar dichas tierras, a causa de la riqueza que el suelo les procura. Así mismo es cierto que, en determinadas regiones del mundo donde operan corrientes misteriosas, los hombres tienen mucha mas salud y viven mas tiempo. En ocasiones, los "wouivre" son fuerzas que atraviesan el cielo, corrientes magnéticas que, quizás, en ciertos parajes muy concretos, reforzaran de una manera particularmente benéfica la acción de las corrientes telúricas, y crearan allí un lugar privilegiado, que el druida acudirá entonces a marcar con un menhir o un dolmen.
Será a estos lugares benditos por la Naturaleza donde el hombre, avisado por la ciencia "mágica" de sus iniciados, rendirá viaje para recibir allí beneficios tanto físicos como espirituales. Aunque, sin duda, había de ayudar a la Naturaleza mediante una autentica disciplina en forma de marchas, de privaciones, de danzas de encantamiento, de corros... Ahí es donde precisamente los celtas rendían un culto a la Diosa Tierra, y accesoriamente a algunas fuentes que había en esos lugares y cuyas aguas poseían efectos benéficos y curativos, Se perforaba un pozo del cual se extraía el agua, y a veces el propio pozo era objeto de un culto asociado al de la fuente. Algunos árboles sagrados, robles y hayas, rodeados ellos también de una especial veneración, marcaban así mismo esos lugares de regeneración y de purificación (1 y 2).
Sea cual fuere la opinión que uno tenga respecto de esta teoría, hay que señalar que esos lugares sagrados célticos, esos "Is" (3) que Charpentier ha descubierto en la etimología de tantos pueblos de Francia, fueron ocupados nuevamente por los cristianos para encaminar allí sus peregrinajes, perpetuando Así una costumbre popular varias veces milenaria, Además, y particularmente en lo que atañe a las Vírgenes Negras, siempre es en estos parajes donde las vemos instaladas y donde se organiza su culto.
No solo es cierto desde un punto de vista histórico que las Vírgenes Negras tomaron el relevo de una Diosa-Tierra, sino que, además, todas están situadas en el lugar de emplazamiento o en las proximidades de antiguos menhires o dólmenes (el Puy, Mont- SaintMichel, Rocamadour, Orcival, Chartres...), de árboles o de bosques sagrados (Guincamp, Douvres, Prats de Mollo); de fuentes o pozos en Clermont, en Chartres, en Rocamadour, en Vassiviere y en Cusset, en realidad en el lugar de emplazamiento del santuario de casi todas. La etimología de los parajes es generalmente céltica indicando, por ejemplo, tal como hemos visto, un culto a Belén o señalando incluso con frecuencia directamente la antigua presencia de una Is, como, entre otros, Chartres, que es la Is de los carnutos, Mezieres, la Is de Macer, el monte An-Is, sobre el que se edifico el santuario
del Puy-en-Velay... Douvres es quizá Dover-ls mientras que el culto de Rocamadour nació en las fuentes del Ouysse.
Ahorro al lector una enumeración fastidiosa de indicios que están presentes cerca de cada una de nuestras estatuas, habiendo conservado también ciertos lugares al mismo tiempo las huellas del dolmen, de la fuente, del pozo y del bosque sagrado a la vez que algunas indicaciones etimológicas.
Los lugares de emplazamiento Asígna4os a las Vírgenes Negras nos confirman que los benedictinos y los cistercienses eran realmente los continuadores iluminados de los druidas cuya ciencia naturalista había sido nuevamente hallada, comprendida y practicada. Así, pues, igual que antaño los menhires y los dólmenes, ellas habrían sido puntos de referencia indicadores de los lugares provechosos para el cuerpo y la mente, lo cual explicaría el éxito inmenso que conocieron sus peregrinaciones con los pies desnudos, sin duda para "captar" mejor las acciones particulares y benéficas del terreno en tales lugares.
De este modo se comprenderá mejor por que la Auvernia fue primeramente el gran centro de la religión céltica y después la región donde se ha encontrado la concentración más fuerte de Vírgenes Negras.
La fe no era menos viva en otros lugares durante la Edad Medía, pero en ningún sitio se encuentra una abundancia semejante de volcanes, de fuentes de agua mineral y de trastornos geológicos, y en ningún sitio los "wouivre" estaban tan esparcidos y las manifestaciones de la Diosa-Tierra eran tan notorias como en esa región que lleva aun el nombre de "montes célticos)).
Esta abundancia de majestades negras (mas de una tercera parte) en el Macizo Central ha inducido a al5 a hablar de un estilo auvernes y de una influencia cuya fuerza y cuya extensión debieron de ser muy sorprendentes en aquella época. Las Vírgenes Negras de Manosque, de Dijon o de Montserrat son cuando menos contemporáneas, si no anteriores, a las estatuas auvernesas. No hay un estilo ni una influencia que den lugar a una moda europea. En Cataluña se encuentran Vírgenes Negras de aspecto catalán, del mismo modo que en Borgoña son borgoñesas, provenzales en Provenza y auvernesas en Auvernia. La Virgen Negra es una construcción teológica y simbólica que se implanta en todas partes al mismo tiempo porque es la manifestación de un pensamiento filosófico y de una idea mariana común a todas las abadías de su tiempo. Su desigual reparto en el territorio europeo correspondería Así a la misma idea, aun cuando, en muchos casos, esta distribución plantea problemas no resueltos. No cabe tampoco la posibilidad de una moda lanzada por artistas inspirados. En todas partes se trata de la ejecución por los artesanos de un mensaje de piedra encargado por unas órdenes monásticas dirigidas por iniciados.
Los lugares de emplazamiento de las Vírgenes Negras solamente se comprenden, por lo tanto, si intentamos una aproximación, cuando menos hipotética de cuales podían ser el sentido y el valor que tenia la palabra peregrinación para unos hombres que se precipitaron en masa a Compostela o a las Cruzadas.
En los caminos franceses que conducían a Compostela había una cantidad enorme de Vírgenes Negras. ¿Fueron colocadas allí porque aquel era el camino de la gran peregrinación o porque los peregrinos habían escogido previamente, sin importarles los rodeos, pasar tanto como fuera posible por los antiguos lugares sagrados?
¿Acaso nuestras efigies constituyeron otras tantas etapas, otras tantas complicidades en la ruta de los que se dirigían a Compostela sabiendo lo que iban a encontrar allí?
Disponemos ya de un conjunto de indicios concordantes y reveladores. Encontramos también una amplia confirmación en el florilegio maravilloso de los prodigios y de los hechos milagrosos atribuidos a nuestras efigies tal y como las antiguas crónicas y la tradición oral nos los han transmitido.
Que yo sepa, no se ha intentado aun el estudio comparado de esos relatos a cual más fabuloso a pesar de que con toda seguridad es en ellos donde se hace mas patente la clave del enigma y donde el velo del ocultismo se torna transparente...
Es preciso, para llegar a una comprensión, distinguir dos periodos. El primero, desde el siglo xii al xvi, Edad Medía clásica y Edad Medía decadente, abunda en relatos de prodigios inverosímiles, como multitud de resurrecciones, transportes mágicos por los aires, hazañas sobrehumanas... El segundo, desde el siglo xvi hasta nuestros días, se limita a intervenciones mucho mas raras y mas conformes con los milagros "modernos" tal y como son tomados en consideración por las autoridades eclesiásticas, es decir, que casi siempre se trata de "simples" curaciones de enfermos, inexplicables desde el punto de vista medico.
En lo que concierne al primer periodo, ninguna prueba evidente ni siquiera una apariencia de verosimilitud, y respecto al segundo, exámenes serios, investigaciones, testimonios efectuados en forma correcta por médicos y notarios...
De este modo, estalla otra vez la oposición fundamental entre dos tipos de pensamientos y dos concepciones religiosas, los de la Edad Medía y los de la época posrenacentista.
Los monjes de la Edad Medía, al difundir esos relatos extraordinarios, no buscaron siquiera la verosimilitud. Su objetivo no era probar unos milagros para edificación de los fieles, sino incorporar al culto un "medio ambiente" legendario que completase la explicación esotérica del sentido oculto de la estatua. ¿Eran creídas tales historias realmente por los fieles? Cabe preguntárselo. Tal vez lo creían las gentes modestas, analfabetas y serviles, pero no los artesanos, los comerciantes, las gentes de oficio que dirigían las ciudades, ni, evidentemente, tampoco los innumerables monjes que poblaban millares de conventos.
¡Que difícil es para nosotros meternos en la piel de unos hombres que vivían, oraban y creían en un mundo donde todo era símbolo! En un mundo en el que la mente se movía con soltura, no en uno, sino en dos o tres niveles de pensamiento al mismo tiempo, no siendo ni particularmente crédula, ni dejándose engañar por si misma, ni mintiendo por el simple placer de mentir.
Es lo que Luigi Valli expreso muy bien mediante esta formula exacta: " En todo el arte medieval, por oposición al arte moderno, lo que busca es la encarnación de una idea, no la idealización de una realidad (4)." Esta observación fundamental se aplica no solo al arte, sino a toda la manera de pensar y escribir de esa época, y los relatos de los milagros de las Vírgenes Negra no son ni la exageración simplista de unos favores prestados a una madona querida, ni un engaño (que, sin embargo, habría sido muy burdo) para hacer acudir a los peregrinos, sino la representación alegórica de la idea contenida en un tipo de estatua, su expresión en los signos simbólicos del verbo, del mismo modo que los colores, la actitud o la expresión traducían e idealizaban el mismo mensaje en la escultura y la pintura de esa materia.
Aquí solo pueden interesarnos esas leyendas medievales, pues los milagros posteriores no eran mas que relatos científicos de fenómenos médicos, observados y controlados una vez que, enterrada ya la civilización simbólica, el sentido profundo de la estatua se hubo perdido y solo se mantenía la reputación mas o menos milagrosa de la efigie, mientras que la mayor parte de las veces poco importaba a las gentes que la estatua fuera negra o blanca, que estuviese sentada o de pie, que fuera de madera o de mármol y que tuviera una altura de dos metros o de sesenta centímetros...
Un abismo cultural separa la historia de un navío entero perdido en el mar y transportado milagrosamente de golpe cien leguas mas lejos sobre la tierra firme y el acta notarial debidamente autentificada de la curación de la gota de una señorita piadosa...
Los milagros medievales revelan una vez más con insistencia dos órdenes de cosas. Por una parte, la Virgen Negra, más allá de la María cristiana, es oriental y céltica; por otra parte, como obra de adeptos representa el camino de la iniciación e incluso las etapas de la gran obra alquímica. En estos relatos, ambos sentidos frecuentemente se completan y se confunden. A veces resultara posible encontrar una cierta base histórica para esas historias legendarias como, por ejemplo, una echa o unos nombres de personas que hayan existido.
Pero no nos equivoquemos al respecto. El acontecimiento histórico será utilizado solamente como punto de partida, como "fulminante" para la fabula, a fin de confundir mas las pistas, merced a una apariencia de autenticidad, para aquellos que no conocen el lenguaje ocultista.
Hemos hecho notar ya el aspecto "oriental" de las leyendas, estatuas esculpidas en Oriente por un profeta o por san Lucas y ofrecidas como homenaje a algún cruzado o a san Luis por un sultán de Egipto, para que sea preciso insistir en ello con más detalle.
Lo que concierne al sentido iniciático y alquímico de las Vírgenes Negras, las leyendas son así mismo interesantes.
En efecto, ¿quienes son los beneficiarios de los favores milagrosos de nuestras estatuas (en la Edad Medía, se entiende)?
Los niños, los cautivos, los comerciantes y los navegantes.
La protección dispensada a los niños aun podría explicarse como una simple extensión de la idea de que la efigie concede a las mujeres la fecundidad. Ayudando a la maternidad, se convierte en protectora titular de las mamas y de sus pequeños. Pero ¿que decir de los comerciantes, de los cautivos y de los marinos?
En todas partes, entre los antiguos exvotos de los santuarios, descubrimos, no sin cierta sorpresa, hierros y cadenas traídos por antiguos prisioneros que creían deber su liberación a la confianza que habían depositado en la Virgen Negra. Poco a poco, la idea se transforma, y, en diversos lugares, especialmente en Rocamadour, los tribunales de toda Europa envían a los condenados a efectuar una peregrinación expiatoria. Aquel era el castigo previsto por el derecho penal antiguo en muchos Estados. En este caso, la Virgen Negra no es ya la que libera materialmente de las cadenas, sino la que libera espiritualmente de las ataduras del pecado y regenera al delincuente.
La mayoría de las Vírgenes Negras eran invocadas por los marinos en peligro, y tanto en Rocamadour como en Liesse se conservan curiosos exvotos que son replicas antiguas, ofrecidas por sus capitanes, de navíos que habían escapado al naufragio gracias a la intervención milagrosa de aquella Nuestra Señora...
Ahora bien, Rocamadour, Liesse o Puy están situados tierra adentro, muy lejos de todo puerto o de todo lugar frecuentado por los marinos. ¿Por que motivo tantos marinos bretones decidían, en las situaciones difíciles, ponerse bajo la protección de Vírgenes de aquella clase, cuando disponían, en toda la costa, de una gran cantidad de madonas mas próximas a ellos y a sus costumbres, madonas que sus mujeres invocaban fácilmente en los puertos de partida, mas "marítimas", en una palabra, por su situación y su advocación?
Los milagros antiguos de las Vírgenes Negras benefician siempre a estas mismas categorías de fieles, y, con mucha frecuencia, la misma madona gozaba de la reputación de favorecer a las cuatro.
¿Que puede significar todo eso en realidad?
El iniciado es comparado siempre con el niño, sin duda porque, gracias a las virtudes que ha practicado, ha llegado a descubrir la pureza de todas las cosas. "Si no os volvéis como esos niños pequeños, no conoceréis el Reino de los Cielos", dijo Jesucristo.
El cautivo liberado en los relatos medievales, no es un cautivo cualquiera. Siempre se trata de un cruzado prisionero en Oriente. Ahora bien, no debemos olvidar que, para sus contemporáneos, el cruzado es considerado mucho menos como guerrero que como peregrino, que lleva a cabo el mas grande de los peregrinajes, el de Jerusalén, allí donde Jesucristo murió y resucito, Sabemos que el iniciado siempre ha comparado su itinerario espiritual con una peregrinación, y recíprocamente la significación esotérica de las peregrinaciones medievales transponía al terreno físico el camino moral seguido por el adepto.
¿Y los comerciantes? ¿Cual es el dios del Comercio? Mercurio, es decir, el dios griego Hermes.
Denominada también "leche de la Virgen", el " agua mercurial" es uno de los componentes secretos, principales e indispensables para la fabricación de la piedra filosofal. Además, considerándolo bien, los comerciantes Así favorecidos no son nunca tenderos instalados en sus puestos de venta, sino viajantes que recorrían el país para visitar ferias o mercados, produciéndose el milagro durante el curso del largo viaje. Aparte de los señores y de los monjes, los únicos que en la Edad Medía viajaban son los peregrinos y los comerciantes, estos últimos especialmente gracias a la protección dispensada por la organización templaría... Ahora bien, el iniciado y el alquimista se llaman también "viajeros" por la misma razón que se llaman "peregrinos"...
Así mismo, se denominan "navegantes", en particular los alquimistas.
Los viejos textos que contienen los mitos que expresan desde muy antiguo la adquisición del Conocimiento hablan todos de una "travesía", de un largo y difícil viaje marítimo, aquel, por ejemplo, de los "nautas" o de los "argonautas". Sin extenderme en ello, me limitare a recordar que todos los grandes relatos simbólicos de la Edad Medía encierran siempre esta idea de viaje marítimo realizado por sus héroes, quienes alcanzaran los objetivos que se habían fijado. Idéntica alusión en lo que se refiere a la "nave" de la catedral concebida como un vasto "navíos"... ¿Se trata de un recuerdo de aquellos "atlantes", de aquellos que, según algunos, habiendo sido testigos de un mundo desaparecido, trajeron en su arca a través del mar la civilización de los gigantes, la civilización de la Atlántida?
El alquimista podía elegir entre dos vías, la vía seca y la vía liquida. La vía seca es considerada muy rápida, pero sumamente peligrosa; es vigorosamente desaconsejada por los maestros. De ese modo, casi siempre, es a través de la vía liquida como el alquimista realizara su obra, vía esta mucho mas segura, aunque mucho mas larga, correspondiendo, sin embargo, cada vez mas a la ética que el perseguía, dado que su objetivo no era ir de prisa, sino operar en profundidad su propia transmutación individual. Los "sopladores", esas caricaturas de alquimistas, movidos únicamente por el interés, escogían mas bien la vía seca, y por ello perecieron tantos en sus experimentos, indignos como eran del triunfo.
El alquimista que utiliza la vía liquida llamara, Así pues, "travesía" al conjunto de operaciones a las que proceda, y el simbolismo de la navegación será utilizado para diversos objetos de los que se servirá.
Así comenzamos a vislumbrar el motivo por el cual las Vírgenes Negras eran las protectoras titulares de los navegantes, aun cuando su santuario se hallara ubicado en la cumbre de una montaña...
Conviene mencionar aquí el simbolismo que antes estaba asociado con el culto a santa Ana.
Los celtas tenían una gran diosa llamada Dana, que era en cierto sentido la madre de todas las otras, y una hermana, cuando no simplemente otra denominación, de todas esas divinidades femeninas que fueron "diosas-madre". Dana, igual que estas, era, por tanto, una de las representaciones de la idea fundamental de la Diosa-Tierra. Pues bien, Dana se llamaba también a veces Ana.
Cuando vino el cristianismo, no es extraño que, en muchos lugares, santa Ana haya sido Asimilada a Ana y que si María se correspondía tan bien con la idea de la Diosa-Tierra o de la Tierra- Madre, se concediera el mismo valor a Ana, la madre de la madre...
En ciertas regiones, parece incluso que, en la Edad Medía, la continuidad del culto a la Diosa-Tierra se confirmo en el culto a santa Ana, más que en el de la Virgen Negra, En Bretaña, por ejemplo, tierra céltica, resulta sorprendente hallar tan pocas Nuestras Señoras de la noche. Precisamente es en Bretaña donde el culto de santa Ana fue mas sólido y mas popular, y sin duda correspondía a la misma idea, puesto que allí esta santa era la protectora de las cosechas, de los nacimientos o de las minas, especialmente en las regiones argentíferas, ya que, Igual que Nuestra Señora, por otra parte, ella representa la plata y la luna mientras que Jesucristo es oro y sol...
Seria incluso peligroso establecer fronteras geográficas entre ambos cultos, pues es muy posible que se hubiera producido una asimilación en la Edad Medía entre el culto de la Virgen y el de santa Ana, al ser comparable su simbolismo y confirmándose igualmente la tradición céltica en los dos casos.
Saillens, apoyándose en el padre Cristóbal de la Vega, del siglo xvii, y en Menzel, del siglo XIX, ha dedicado, en su obra ya citada, algunos pasajes muy interesantes al culto de santa Ana (5).
El nos dice que el padre De la Vega resumía de esta manera la visión simbólica de los clérigos y poetas del siglo XIII:
Al principio Dios creo el cielo y la tierra (Joaquín y Ana, padres de María). La Tierra era informe y estaba vacía (Ana era estéril), y las tinieblas (la aflicción y la confusión) reinaban sobre la faz del abismo (sobre la faz de Ana) y el Espíritu del Señor se movía sobre las aguas (sobre las aguas de las lagrimas de Ana, para consolarla). Y Dios dijo: "Hágase la luz (que sea María, la Virgen bendita)... Y a la reunión de las aguas (la reunión de las gracias), Dios quiso llamarla María, "los mares"... "
Nuevo juego de palabras creador de mitos y de símbolos, pero que nos hace comprender muchas cosas: la coincidencia de la idea de Ana y de María dentro de una explicación cosmogónica, el hecho de que santa Ana sea la única representación medieval, además de la Virgen, a la que se haya atribuido a veces el color negro (de una manera segura en un vitral de Chartres) y, sobre todo, la asociación de María con el mar.
En lengua semítica, María es en realidad Myriam. Pues bien, "iam" es el vocablo que designa el agua, mas concretamente el agua primordial, el caos de los orígenes, el inconsciente que precede a la vida.
Los psicoanalistas, Freud, y aun más Otto Rank, han subrayado la importancia que tiene en el hombre el mito del agua primordial. Antes del nacimiento, en la oscuridad del vientre de su madre, el ser humano vive inconsciente y satisfecho en un universo acuoso. El paso al día y a la conciencia es una ruptura brutal 4e1 medio, generadora de angustia.
Así nos damos cuenta claramente de como esta doble idea de la oscuridad y el agua tan fundamental en el culto de la Virgen Negra expresa de una manera muy concreta y muy profunda la idea universal de la Gran Madre.
La historia de Jonás navegando sobre las olas en el vientre de la ballena se acerca a la misma idea. He aquí por que este episodio bíblico era tan a menudo representado en las esculturas de nuestros monumentos románicos, con ese detalle cabalístico suplementario de que aparecerá en ellas casi siempre un pequeño personaje gracioso que cabalgara la ballena. Y he ahí también por que María, y muy especialmente la Virgen Negra, será la patrona de esos "navegantes", al principio en el sentido esotérico de la palabra, de esos fervientes de Nuestra Señora, y luego, una vez perdida la comprensión del simbolismo, la protectora de los marinos.
La propia Isis, por su parte, fue entre los egipcios la patrona de los navegantes, que fueron tan poco marinos que, para sus viajes por mar, utilizaban las flotas de los fenicios...
María, "estrella de la mañanas,, se convierte también en "estrella del mar", Stella Maris, lo cual viene a ser después de todo lo mismo para el adepto dentro del lugar simbólico que el le atribuye en la obra alquímica.
San Bernardo, todavía el, a quien hay que prestar una atención especial cuando se refiere a Nuestra Señora a través de epítetos o comparaciones, escribe esta frase, que no tiene solamente un sentido poético:
Tú que te sientes arrastrado por el oleaje tumultuoso, si tu barca amenaza zozobrar, mira la estrella, invoca a María.
He aquí, pues, la explicación de esta elección a primera vista extraña, de esta predilección tan clara de la Virgen Negra por ciertas categorías de sus devotos.
Todo se aclara aun más al examinar la clase de milagros que ella opera y las circunstancias en que se producen.
Niños nacidos muertos serán resucitados (estos milagros se reproducirán a veces por decenas, como en Vassiviere, en Manosque, en Rocamadour, en Douvres, en Avioth o en Satillieu...), resurrección a menudo de corta duración, puesto que sus efectos desaparecen cuando el niño ha recibido el bautismo.
Cautivos en Oriente serán misteriosamente liberados de sus cadenas, sacados de su calabozo oscuro e incluso, a veces, "transportados" por una misteriosa vía aérea hasta los pies mismos de la estatua bienhechora.
Muchos invidentes serán curados de su ceguera percibiendo inmediatamente un gran resplandor producido por la efigie, mientras que en otros casos, si bien los milagros son más variados en su forma, siempre es durante el sueño y la noche cuando la Virgen Negra distribuirá sus favores liberadores.
La alegoría no podría ser mas clara.
El iniciado (cruzado cautivo, viajero, navegante, niño) ha estado desde el principio, como todo el mundo, sumergido en la noche de la ignorancia (el limbo del niño nacido muerto, el calabozo del prisionero, la ceguera, el sueño), ha demostrado las disposiciones necesarias para merecer el acceso a la luz (ha rezado con fervor a la Virgen Negra, es decir, en el caso del alquimista, ha intentado con paciencia y renuncia todas las operaciones sobre la " materia primordial" de la obra). Emerge de la noche, accede a la luz, es liberado de las cadenas de la ignorancia y se convierte en un adepto del Conocimiento. (El niño resucita hasta el momento del bautismo y abandona Así el limbo para entrar en el paraíso; el prisionero es sacado del oscuro calabozo y sus cadenas son arrancadas; el ciego ve, y el dormido se despierta...)
No se podría demostrar mejor el sentido profundo, el significado más fundamental de la iniciación. Así era concebida y vivida por los hombres de la Edad Medía.
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Este es, por otra parte, el mismo sentido que ocultan tantas de nuestras viejas historias populares "no religiosas", como la de Blancanieves y los siete enanitos o la de la Bella Durmiente del Bosque; solamente que aquí el príncipe encantador o el hada son sustituidos por la madona milagrosa y la transmisión oral de esos cuentos se ha perpetuado incansablemente de madre a hijo desde la mas remota antigüedad céltica, desde la noche de los tiempos...
Y no es por casualidad que el gran san Nicolás escogió la noche para distribuir a los niños pequeños juguetes y golosinas en los zapatos o en las chimeneas, tesoros que nuestros pequeños descubrirán maravillados al despertar...
San Nicolás es un personaje mas legendario que real y los milagros que le fueron atribuidos (resurrección de los tres niños metidos en el saladero) proceden del mismo simbolismo. Por otra parte, antes de convertirse en patrón de los niños, era protector de los navegantes. He aquí, para ilustrar lo que antecede, algunos milagros de las Vírgenes Negras
Unos marinos están perdidos en el mar, por la noche, en medio de una tempestad horrorosa están a punto de zozobrar, y en ultimo extremo, imploran a Notre-Dame de Rocamadour. De pronto, misteriosamente, su barco, junto con la tripulación, es transportado, lejos de los peligros, a Santiago de Compostela, en Galicia.
En Mauriac, en el Cantal, el origen del culto se remontaría al año 507. La hija de Clovis y de santa Clotilde, santa Teodequilda, había recibido de su padre unas vastas heredades en Auvernia. Una noche, estando ella velando en su castillo, se dio cuenta de una gran claridad que iluminaba el bosque. Fue al encuentro de aquel prodigio, y vio en un calvero una especie de asamblea druídica en torno a un dolmen. Todo se desvaneció a su llegada, quedando solo, encima de una gran losa, una extraña estatua de una Virgen Negra. Mando erigir una capilla en aquel lugar, fundo un monasterio y ordeno que hubiera un cirio ardiendo continuamente ante la efigie milagrosa.
Mas tarde, durante las Cruzadas, la Virgen Negra, que entretanto había recibido el nombre de Notre Dame des Miracles, realizo otro prodigio mas extraordinario aun. Dos de los caballeros del lugar habían partido a combatir a los sarracenos y no se tenían noticias de ellos, una mañana, los habitantes del lugar encontraron a los dos cruzados durmiendo, cargados de cadenas, ante el santuario de la Virgen. Al despertar, contaron a la muchedumbre maravillada que la víspera de habían dormido prisioneros aun en un calabozo sarraceno y que, habiendo orado con fervor a Notre-Dame des Miracles, fueron transportados misteriosamente durante la noche a su país de origen... Los supuestos hierros de los prisioneros beneficiarios del milagro pueden contemplarse todavía en un muro de la iglesia de Mauriac.
En Vassiviere, tres comerciantes de Besse n-Chandesse se dirigían para asuntos de negocios al burgo de Latour. Uno de ellos se negó a detenerse para orar, como sus compañeros lo hacían según la costumbre piadosa. Como continuara su ruta, se vio de pronto afectado de ceguera. Sus compañeros le llevan a Vassiviere. Allí el desgraciado confiesa su falta, promete enmendarse, ruega con todas sus fuerzas a la Virgen Negra y se compromete incluso, si recobra la vista, a ser "Rey de devocions" (6) durante la fiesta de la Visitación... Y efectivamente, Notre-Dame de Vassiviere le permitió ver nuevamente la luz.
El santuario del Pu y-en-Velay abunda en historias legendarias interesantes. Conocemos ya el episodio de la rendición de Mirat contado en una carta apócrifa, el de la donación de la Virgen Negra por san Luis que la habría recibido de un sultán egipcio y la afirmación popular según la cual la catedral del Puy, curiosamente oriental, habría sido edificada gracias a la ayuda de arquitectos árabes... Hay algunas más.
En los primeros años de nuestra Era, una mujer, con un ataque de fiebre, tuvo la visión de la Virgen que le ordeno que se acostara sobre la Piedra de las Fiebres, es decir, sobre el antiguo dolmen, del culto galo. La mujer se curo, y el obispo del lugar, san Jorge, acudió a ver la roca, que estaba cubierta de una espesa capa de nieve ¡en pleno mes de julio!
Allí, un ciervo (símbolo viril y solar como el toro y el león) se le apareció y dibujo delante de el, en la nieve, el plano de la iglesia que debería edificar el santo. El obispo aplazo para más tarde la construcción, pero a fin de no olvidar el plano, rodeo el dibujo con un seto de espinos (7). A la mañana siguiente, el espino había dejado paso a un escaramujo en flor, es decir, que la rosa, símbolo de Nuestra Señora y de la iniciación perfecta, habla nacido durante la noche del espino, arbusto que representa mas o menos el esfuerzo del adepto en su camino hacia el Conocimiento...
La Piedra de las Fiebres siguió realizando gran cantidad de milagros, permitidos por la Virgen Negra en favor de aquellos que imploraban su intercesión. Es interesante notar que antes los enfermos que eran tendidos desnudos sobre el antiguo dolmen (¿para "captar" mejor las ondas benéficas?) y que dormían allí, al despertar se encontraban curados. Así lo atestiguan dos versos latinos grabados en la piedra:
PLERS HAC ROPE SITA FIT SANA SOPORE SOPITA SI QUAEREAS QUARE, VIRTUS APSCRIBITUR ARAE (8)
Por ultimo, en el Puy, entre los exvotos ofrecidos a Nuestra Señora figuraban, aun en el siglo xviii, gran cantidad de esposas y cadenas suspendidas de una viga cerca de la estatua, al lado de unos estandartes capturados en el combate a los sarracenos. Como en Mauriac, la Virgen Negra, particularmente invocada por los cautivos, tenia, al parecer, la reputación de permitir liberaciones espectaculares, sobre todo en favor de aquellos que eran hechos prisioneros durante las Cruzadas.
Se trata del mismo tema milagroso que hallamos nuevamente en Dijon y en Liesse, aunque en esos dos últimos lugares acompañado de detalles suplementarios muy significativos.
En Dijon, Felipe Pot, el sobrino de Felipe el Bueno, había elegido a Notre-Dame du Bon Espoir, la celebre Virgen Negra local, como su dama y había hecho grabar su monograma en su espada. Cayo prisionero durante el sitio de Constantinopla, y el caudillo musulmán, Mahoma II, le prometió la libertad si aceptaba luchar contra un león. El cautivo no vacilo ni un momento, se arrodillo ante su espada, oro a la Virgen Negra y se enfrento con el animal. Al primer mandoble, corto las cuatro patas del león (¡extraordinario mandoble, en verdad!) y al segundo, atravesó el corazón del animal. Mahoma II se quedo maravillado (con razón), respeto su promesa y libero a Felipe Pot, cubriéndolo además de presentes. Esta historia, además de su sentido simbólico general, nos proporciona indicaciones sobre la obra alquímica. En efecto, Felipe esta prisionero (en la noche y la ignorancia), pero posee una espada en la que esta grabada la imagen de la Virgen Negra (es decir que conoce la materia primordial negra y femenina, indispensable para iniciar la gran obra).
Armado con ella, se enfrenta con el león (principio viril y solar). Del primer golpe (es decir, en la primera fase de la obra), corta las cuatro patas del animal (dicho de otro modo, supera victoriosamente las cuatro putrefacciones que el alquimista encuentra en el curso de las diversas transformaciones que la materia primordial sufre antes de convertirse en la piedra filosofal) y del segundo golpe (la segunda fase de la obra) atraviesa el corazón del animal (gracias a la piedra filosofal ejecuta victoriosamente la transmutación de los metales). Es en Oriente donde realiza esta hazaña (conoce la ciencia iniciática oriental, lo cual explica su éxito). Gracias a ella, no solo es liberado, sino cubierto de presentes (accede al Conocimiento).
En Liesse, cerca de Laon, tres caballeros marcharon a las Cruzadas en Oriente. La crónica de la Orden de Malta que menciona esta historia la sitúa en 1134 y habla de tres hospitalarios de San Juan de Jerusalén, pero no seria sorprendente que se tratara en realidad de tres templarios, pues estos eran muchos y muy valientes y poderosos en la región de Laon. Como el primer relato data del siglo XV, era mejor quizá para su autor, Melchor Baudini, no citar una Orden oficialmente disuelta y condenada, si no por el Papa, al menos por los poderes establecidos (9).
Habiendo caído en una emboscada, nuestros tres cruzados son conducidos cautivos a El Cairo, en donde son arrojados a un calabozo. El sultán, apreciándolos por su bravura, trata de convertirles a la religión de Mahoma. Ningún medio puede convencerles, ni las privaciones, ni los malos tratos, ni los sermones de los mas sabios sacerdotes musulmanes. Entonces, como ultimo recurso, el sultán envía a visitar a los cautivos a su propia hija Ismeria, celebre por su belleza, su inteligencia y su adhesión al Coran. Por todos los medios, ella trata de arrastrar a los jóvenes señores a abjurar de su fe, pero los tres se mantienen tan firmes que Ismeria se conmueve y es ella la que se deja instruir en la religión cristiana. Le seduce particularmente la historia de la Virgen y, deseando poseer su imagen, proporciona a los prisioneros un bloque de madera y un cincel rogándoles que le esculpan una en pie de la madona.
Los caballeros no son capaces de hacerlo y su único recurso es orar a la Virgen. Durante la noche, una magnifica Virgen Negra, esculpida por los ángeles, es depositada en el calabozo, y al amanecer la princesa, conquistada, promete convertirse en cristiana.
La estatua se rodea entonces de una gran luz, la Virgen se aparece a Ismeria y le ofrece el bautismo en un país lejano y toda suerte de felicidades. Ismeria libera a los prisioneros y todos huyen en una barca por el Nilo y llegan a la otra orilla, en su camino hacia el mar. Al caer la noche, los cuatro fugitivos se duermen bajo las estrellas. Durante su sueño, la Virgen los transporta milagrosamente, más allá de los mares, a su pequeño burgo, donde se despiertan siempre acompañados de Ismeria y de la estatua de la Virgen Negra. Esta imagen, por su parte, se va haciendo cada vez mas pesada hasta que finalmente se queda inmóvil cerca de la fuente de Leance.
Ante la manifiesta voluntad de María, construyen inmediatamente en aquel lugar una capilla para Nuestra Señora. Ismeria recibe el bautismo, y su nombre es cristianizado con vertiéndose en María.
¡Maravilloso nombre de Ismeria!
¿No nos revela acaso en síntesis la clave misma del enigma, al contener simultáneamente la Is céltica, la Isis egipcia y la María cristiana?
CONTINUARA
Parte X
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